16 diciembre 2009

Ian Gibson: "Está ahí, hay que seguir buscando"

El hispanista Ian Gibson espera con inquietud noticias sobre las excavaciones de la fosa donde se cree que yace Federico García Lorca, fusilado el 18 de agosto de 1936 por falangistas. Fue él quien señaló ese lugar como la tumba del poeta español más universal después de que el enterrador, Manuel Castilla, le llevara hasta allí en 1966. Pero los trabajos de exhumación entran en la recta final y los expertos sólo han encontrado en mes y medio "una gran roca". En su momento más difícil, con el trabajo de una vida pendiente de ese trozo de tierra abierto en Granada, y la publicación de un libro, Lorca, el último paseo, de Miguel Pozo, que contradice sus teorías, el hispanista Ian Gibson habla con EL PAÍS.


Ha pasado los últimos días releyendo la documentación de la investigación casi detectivesca que inició hace más de 40 años. Es una obsesión. Y además, esta vez, tenía una excusa: el libro de Gabriel Pozo publicado la semana pasada y que cuenta con el testimonio de la actriz Emma Penella, hija de Ramón Ruiz Alonso -el hombre que detuvo a Lorca en casa de los hermanos Rosales-. Según el libro de Pozo, el hermano mayor de los Rosales fue el delator del poeta. De la obra también se desprende que Manuel Castilla, Manolo El Comunista, mintió a Gibson al señalarle el lugar donde ahora se busca a Lorca. "Me ha obligado a volver a consultarlo todo. La verdad es que me parece una compilación de todo lo publicado hasta 2003 que se deja cosas muy importantes: mi propio libro sobre Ruiz Alonso o el de Miguel Caballero y Pilar Góngora que cuenta que el padre de Lorca tenía adversarios políticos porque él era un terrateniente progresista enfrentado a los terratenientes conservadores y quizá un aspecto del asesinato de Lorca tiene que ver con la voluntad de castigar al padre en el cuerpo del hijo...".

¿Cree que Manolo El Comunista, pudo haberle mentido? "No tenía por qué. No ganaba nada. No era mi amigo, ni me pidió dinero y para él llevarme allí cuando lo hizo era muy arriesgado. Él estaba muy nervioso. Tenía miedo, pero no dudas. A mí me convenció. Por eso sigo pensando que Lorca está ahí, muy cerca de donde lo están buscando. Si no aparece en la última zona que queda por explorar, creo que está entre el olivo y los chalés que hay junto al parque. Hay unos pinos que pudieron plantarse para enmascarar el enterramiento. Hay que seguir buscando. Para mí sería un alivio inmenso que lo encontraran en el lugar que señalé, pero también me sentiré muy decepcionado si no lo siguen buscando. Lo que quiero es saber la verdad, si está o no está y terminar con esto".

Diez años antes de llevar a Gibson hasta la fosa de Alfacar, Manolo El Comunista había guiado hasta aquel mismo lugar a Agustín Penón, el hijo de una pareja de exiliados españoles que había llegado desde EE UU a Granada para investigar la muerte del poeta. "¿Cómo me podría olvidar de una cosa así?", le contestó a Penón cuando le preguntó si recordaba el lugar donde había enterrado a Lorca. Manolo El Comunista también les dijo que el poeta no había muerto solo. Le acompañaban un maestro republicano, Dióscoro Galindo, y dos banderilleros, Joaquín Arcollas y Francisco Galadí. Recientemente, las familias de otros dos fusilados, un inspector de tributos y un restaurador de muebles, han pedido que se les busque también en esa fosa.

"Algunos me achacan ahora la culpa de haberme equivocado de sitio, pero Penón y yo no fuimos los únicos que señalamos aquel lugar. En los años ochenta la Diputación de Granada hizo una encuesta sobre el paradero más probable de la fosa y la mayoría de la gente señaló ese lugar. Por eso la Diputación compró los terrenos, para protegerlos. Y por eso se levantó allí el parque García Lorca. Y chapó por la Diputación porque si no hubiera adquirido los terrenos, probablemente ahora en lugar del parque García Lorca habría chalés", relata Gibson.
Pregunta. ¿Sigue pensando en irse de España?
Respuesta. No. Eso lo dije ante la desesperación de que, como parecía que iba a ser al principio, abrieran la fosa y no dijeran a nadie lo que habían encontrado. Aquello me sublevó.

P. Tras mes y medio de excavaciones sin éxito... ¿da más credibilidad a la teoría de que los Lorca retiraron el cuerpo?
R. No. Creo que ahí tenemos que creer a Laura

[García Lorca, sobrina nieta del poeta]. El padre de Federico no pudo hacer aquello sin que lo supiera su familia. Una cosa así no puede mantenerse en secreto, alguien se habría enterado. Me parece más probable, aunque también difícil, que fueran los sublevados los que a los pocos días movieran el cadáver para ahorrarle al régimen la mala propaganda. En septiembre la prensa internacional ya se había hecho eco de lo sucedido. Pensándolo fríamente, es una posibilidad, pero incluso en ese caso, si hubieran movido los cuatro cadáveres
[los de Lorca, Galindo, Argollas y Galadí], tendrían que haber dejado alguna huella. Castilla dijo que los había enterrado uno encima del otro. No hay crimen perfecto. Y alguien tendría que saberlo. Pudieron callar por miedo, pero el miedo no dura tanto tiempo.

Durante todos estos años, Gibson ha estado en contacto con familiares de las víctimas que fueron fusiladas y enterradas con Lorca el 18 de agosto de 1936, como Nieves García Catalán. "Es muy infeliz. Encontrar a su abuelo era el cometido de su vida. Se lo prometió a su padre antes de morir. Tenía esa misión. Pero no puede hacer nada y tiene a la mitad de su familia en contra", cuenta Gibson. Nieves supo a los nueve años que había sido adoptada. Su ADN no serviría para identificar a Dióscoro Galindo en caso de que encontraran restos en la fosa de Alfacar.

P. Cuando esto termine, ¿qué piensa hacer?
R. Quiero volver a la biografía de Buñuel. Llevo unos años inmerso en su mundo, con muchos viajes a Zaragoza y Calahorra. Pero estoy con Buñuel y me lleva a Lorca. No tengo escapatoria. Estoy condenado.

Fuente: El pais






02 diciembre 2009

«De no haber sido fusilado, Lorca habría engrosado las filas de la “tercera España”»

Su amistad con José Antonio Primo de Rivera, probada por diversos testimonios, entre ellos el del poeta Gabriel Celaya, pone de manifiesto su capacidad para valorar a las personas más allá de las ideas políticas


El autor de «Desertores. La Guerra civil que nadie quiere contar», el periodista y escritor Pedro Corral, sostiene en un ensayo publicado en el último número de la revista «Noticiero de las Ideas» (Fundación Vocento), que algunos han querido ver en la fosa de Federico García Lorca el «Santo Grial» de la memoria histórica pero se está revelando como un rotundo alegato contra la utilización política de las víctimas de la Guerra Civil .

Recordando a Julián Zugazagoitia, socialista y escritor vasco, Pedro Corral rememora su advertencia sobre el riesgo de convertir el recuerdo de la confrontación en un pretexto para envenenar las conciencias de los españoles que no la vivieron. Corral se suma a la posición de la familia del poeta granadino en su decisión de que los restos se queden donde están y a mantener su figura como el emblema de todas las víctimas justamente por haber corrido una suerte común con muchos otros.
A juicio del autor de «Si me quieres escribir«, crítico con el enfoque de la Ley de Memoria Histórica, «los españoles no habíamos olvidado la guerra, lo que habíamos conseguido era superar las visiones propagandísticas interesadas en exaltar a unas víctimas y repudiar a las contrarias».


Su amistad con José Antonio Primo de Rivera, probada por diversos testimonios, entre ellos el del poeta Gabriel Celaya, pone de manifiesto su capacidad para valorar a las personas más allá de las ideas políticas Tópicos manoseadosPara Pedro Corral la singularidad del poeta fusilado debería alejar toda pretensión de convertirla en una nueva trinchera de esta absurda revivificación de los odios y rencores de las dos Españas del 36. En su ensayo «Sobre héroes, canallas y tumbas» publicado en «Noticiero de las Ideas», sostiene que «hemos asumido que García Lorca pertenece a la España vencida, quizás porque siempre nos ha resultado cómodo aceptar aquel encasillamiento de acuerdo con algunos manoseados tópicos como el de su homosexualidad, cuando tal condición era considerada también por las izquierdas como “un vicio burgués” a exterminar».
«Es lícito preguntarse –afirma- Corral- si García Lorca tuvo opción de elegir de que lado estaba ante el estallido de la contienda y si no fueron en realidad los canallas de sus verdugos quienes eligieron por él. Su amistad con José Antonio Primo de Rivera, probada por diversos testimonios, entre ellos el del poeta Gabriel Celaya, pone de manifiesto su capacidad para valorar a las personas más allá de las ideas políticas».

Pedro Corral se cuestiona finalmente: «Quien sabe si, de no haber sido asesinado en Granada, García Lorca hubiera hecho el mismo viaje del entusiasmo a la decepción de su amigo Cernuda respecto a la causa republicana para pasar a engrosar la filas de la “tercera España” y hacer suya la frase del sevillano: ¿Qué puede el hombre contra la locura de to
dos?».

Fuente: ABC

29 noviembre 2009

Salen a subasta en Barcelona manuscritos de Federico García Lorca

La sala de subastas Soler y Llach de Barcelona subastará mañana un lote de libros, grabados, manuscritos y mapas entre los que se incluyen un soneto manuscrito del universal poeta granadino Federico García Lorca y el manuscrito original de la obra 'Recuerdos de viaje', de Vicente Blasco Ibáñez.


Una de las joyas de la subasta es el manuscrito de 14 líneas que Lorca escribió dedicado a la violinista Nieves Gas, que además está ilustrado con un retrato femenino.
En diciembre de 1932, el poeta visitó Barcelona para dar una conferencia sobre Nueva York, y posiblemente fue entonces cuando Lorca dedicó el soneto manuscrito. El lote tiene un precio de salida de 12.000 euros.
De Blasco Ibáñez sale a subasta el manuscrito original de la obra 'Recuerdos de Viaje' (1904), 163 páginas compuestas de seis relatos cortos, manuscritas por el escritor y firmadas al final de cada sección.
Muchas de esas hojas son reaprovechadas del papel timbrado de Diputado a Cortes, puesto que Blasco Ibáñez ocupó un escaño en el partido Unión Republicana entre 1898 y 1907. El precio de salida es de 13.000 euros.
También se subastará documentación consistente en una firma de la reina Juana la Loca, un decreto real sobre pagos con una mención de la inminente llegada del oro y plata de Perú. Otras firmas reales que se subastarán son las de los Reyes Católicos, Carlos I y V de Alemania, y Felipe II.

Fuente: Adn

24 noviembre 2009

Recuperan imágenes inéditas de García Lorca y otros miembros de la Generación del 27

Un guiño del destino ha permitido al director del documental 'Deseo y realidad', Rafael Zarza, encontrar material inédito de la vida de los poetas de la generación del 27 cuando aún estaban en la Residencia de Estudiantes de Madrid. Entre las imágenes inéditas se encuentra una de Federico García Lorca en el teatro de Buenos Aires durante el estreno de su obra teatral 'Bodas de Sangre'. Además, por los fotogramas del documental pasan las figuras más insignes del movimiento vanguardista como Luis Cernuda o Vicente Alexandre.El documental será emitido esta tarde, a las 19.00 horas, en la Biblioteca de Andalucía, con entrada libre hasta completar aforo. El original sólo se proyectará en Granada, Sevilla y Madrid.






El documental "El deseo y la realidad", que se exhibe hoy en Granada, pone de relieve la cultura vanguardista española de los años veinte a través de imágenes inéditas de los poetas de la Generación del 27 como Federico García Lorca, Jorge Guillén, Rafael Alberti o Pablo Neruda.

La cinta, de 61 minutos de duración, exhibe imágenes rodadas entre 1927 y 1936 por Juan Guerrero, secretario de Juan Ramón Jiménez y amigo y colaborador de los escritores de la mítica generación, ha explicado hoy en su presentación el director del documental, Rafael Zarza.
Según Zarza, estas imágenes fueron todo un descubrimiento, ya que el hijo de Juan Guerrero se las entregó, sin conocer su contenido, hace treinta años cuando su madre y él se mudaban de vivienda.
La película, rodada por Juan Guerrero con una cámara Pathé Baby de 9,5 milímetros, muestra imágenes de algunos poetas del 27, así como de él mismo en actitud familiar con sus hijos, tras un largo y complicado proceso de restauración por parte de la Filmoteca Española.
Destacan las imágenes de Lorca en Buenos Aires, ha dicho Zarza, que ha explicado que al poeta granadino era difícil que lo grabaran en vídeo, ya que solía despertarse tarde.
El documental, cuyo nombre está inspirado en el libro recopilatorio de la poesía de Luis Cernuda "La realidad y el deseo", se compone de dos partes: en la primera, que abarca de 1927 a 1928, se refleja "el deseo" vital de aquellos jóvenes poetas, mientras que en la segunda, de 1929 a 1936, se plasma "la realidad" en la que discurrían sus vidas.
Para el director, el personaje de Juan Guerrero es esencial, ya que fue una figura clave en el desarrollo de la obra de estos poetas.
Luis Alberto de Cuenca, Luis Antonio de Villena, Ignacio Gómez de Liaño y Luis Muñoz dan voz, respectivamente, a poemas de Juan Ramón Jiménez, Cernuda, Salinas y Alberti.

Por su parte, el secretario del Patronato de la Fundación Ayala, Rafael Juárez, ha señalado que aunque Ayala no salga en la película tenía una estrecha vinculación con los miembros de la Generación del 27, ya que empezó a escribir también durante los años de la vanguardia.

El vídeo cuenta con la colaboración del Instituto Cervantes y la Fundación Cajamurcia, y ha sido co-producida por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales.

El Instituto Cervantes enviará el vídeo a sus más de 70 centros en el mundo y a partir del 3 de diciembre se podrá ver en una residencia de estudiantes de Madrid.

Fuente: Granada Digital

20 noviembre 2009

El jazz que escuchó Garcia Lorca

El jazz de los clubs nocturnos del Harlem de los años 20, de las orquestas, de la Depresión del 29 y el movimiento cultural Harlem Rennaissance por el que la poetisa negra Nella Larssen hizo de cicerone a Federico García Lorca en el mítico viaje que daría lugar a 'Poeta en Nueva York' llega 80 años después a Granada de la mano del grupo The Missing Stompers y su montaje 'Nueva York en un poeta'. Éste combina textos, música y animaciones para transportar al espectador al ambiente de aquél momento, en un arduo trabajo de documentación que se estrena en el marco del Festival Internacional de Jazz de Granada.
Con locuciones para los textos del actor Alberto San Juan, animaciones y efectos audiovisuales de Mabebe Delgado, la asesoría literaria del profesor Juan Mata y la dirección musical de Alejandro Pérez, los siete músicos que componen The Missing Stompers –Arturo Cid, Alejandro Pérez, Fernando Berruezo, David Herrington, Marcelino Merino, Chiaki Mawatari, Carlos González 'Sir Charles'– tiene detrás un trabajo de documentación de dos años buceando en la historia del jazz y en los pocos datos que se pueden encontrar de los "itinerarios nocturnos" que pudo realizar Lorca en el Harlem de la Depresión.
El objetivo de este grupo, que ha colaborado con programas divulgativos de la música como el extinto 'El conciertazo' de Televisión Española, es "que pueda usarse para que se conozca mejor el jazz y la obra de Lorca, y el contexto en el que los dos se fundieron". Aunque ya tuvo hace un par de semanas un estreno sólo para prensa especializada en Madrid, el estreno con público lo vive Granada, por ser la ciudad de Lorca y porque parte del grupo vive en ella, además del ofrecimiento que vino por parte de la organización del Festival Internacional de Jazz.


Todo comenzó con un articulo encargado a Arturo Cid, clarinete y vocalista del grupo, sobre el viaje de Lorca a Nueva York con motivo de la presentación del premio de poesía García Lorca en la ciudad estadounidense. "En aquel momento me di cuenta de que los datos que teníamos sobre la música que había podido escuchar Lorca o sobre el viaje eran, en muchos aspectos, pocos concretos", comenta. "Entonces fue cuando se me ocurrió que, tirando un poco de la manta, se podía levantar una reconstrucción de este tipo".



Y, como base del guión, conjugándose con la música, los poemas. "'Poeta en Nueva York' es una obra que ya resulta compleja por sí misma", explica Cid. "Empieza por una especie de flashback, en el que Lorca recuerda la luz de Andalucía, la forma de ser de la gente, su niñez... son cosas que en Nueva York no encuentra hasta que se acerca a la cultura de los negros, que para él representan lo primitivo, lo más parecido a lo que él había dejado atrás en España".


La música se ha escogido en función de los poemas, ajustándose al sentimiento de estos, "a veces usando el contraste, porque en muchos poemas hay una melancolía del recuerdo de Granada o de crítica de la situación en América con el crack del 29, y la música de jazz de entonces era muy festiva y alegre, así que hemos jugado con eso". Para los mismos músicos "ha sido un descubrimiento, porque ha consistido en releer los poemas intentando ponerse en la piel del que estaba ahí, y eso da otra visión y otra dimensión de los mismos".



Fuente: El mundo

17 noviembre 2009

La tragedia natural

Bodas de Sangre.

Una de las misiones de nuestros teatros públicos es escenificar esa porción creciente del repertorio contemporáneo español que por sus exigencias artísticas y lo extenso de su reparto se representa escasamente. Unas Bodas de sangre cabales, con veintitantos intérpretes, sólo pueden hacerse bajo su amparo. Éstas, coproducidas por el Centro Dramático Nacional y su homólogo andaluz, tiran de hombres y no de nombres.

En su tragedia, Lorca hace justicia poética a Francisca Cañadas, que hubiera merecido justicia vital: la mujer que le sirvió de modelo vivió emparedada hasta su muerte, hace veinte años. Su familia decretó en torno suyo la ley del silencio. José Carlos Plaza, director de este montaje, lo ancla en un paraje arcano, partido por un reguero seco: recuerda al Cabo de Gata y a la Babilonia bíblica. Las mujeres que lo pueblan tienen acento andaluz, pero parecen átridas. Son criaturas atemporales, emanaciones hoscas de un territorio hostil.
Escenografía, luz (Paco Leal) y vestuario (Pedro Moreno) dibujan un campo de batalla dónde la felicidad es un rayo breve de sol invernal. Ahí en medio se planta, resuelta y axial, la madre cariátide de Consuelo Trujillo. Luis Rallo, su hijo, tiene la frente y la estampa de Casimiro Pérez, el novio real, y un apocamiento bonachón que se vuelve temple vengador cuando le roban la novia, interpretada por Noemí Martínez con un abanico expresivo que ella abre y cierra con gracia: está sutilmente esquiva cuando su suegra le anuncia lapidaria lo que debe esperar de su matrimonio ("esposo, hijos y una pared para todo lo demás"). Carlos Álvarez-Novoa, su padre, con amagar un gesto lo dice todo. Son un cuarteto afinado con diapasón. Ana Malaver, Olga Rodríguez y Carmen León imprimen pathos a sus papeles de carácter. El Leonardo de Israel Frías anticipa, desde su primera entrada, su fiereza postrera: no tiene recorrido dramático. Su pecho al aire subraya innecesariamente su carácter.
Las escenas festivas, escollo dónde naufragaron otras Bodas de sangre, tienen en ésta la impronta tribal y pagana de los bailes de aldea. Cristina Hoyos mueve a placer las escenas corales, resueltas con donaire por Sonia Gómez, Pilar Gil, Pepa Delgado, Ramos López y el resto del elenco femenino. No se entiende, en cambio, que la nana se acompase con una voz en off sonorizada electrónicamente: bastaría con que las actrices la entonaran con su voz natural, como el resto de las canciones, de sabor ibérico, compuestas por Mariano Díaz, que en ésta les exige demasiado.
La escena de los leñadores, por solemne, y la de la luna, cuya voz es una canción grabada por Ana Belén, nos llevan a otro lugar: están fuera del registro trágico mantenido con tan buen pulso durante el resto del espectáculo.

Fuente:  El Pais